
Un anciano está haciendo cola para subir al autobús y un joven que está detrás de él le pregunta:
-Perdone, ¿tiene fuego?
-¡No! – le contesto algo enfadado el anciano.
El joven piensa: ¨No me muerdas¨, y pide fuego a otra persona.
Unos minutos más tarde, el anciano que tiene delante ¡enciende un cigarrillo! Así que el joven le dice:
-Oiga, ¿Por qué me ha dicho que no tenía fuego cuando esta claro que sí?
– Vera usted- responde el anciano-.
– Si le hubiera dado fuego, es probable que usted y yo nos hubiéramos puesto a hablar. Y si nos hubiéramos puesto a hablar, es probable que hubiéramos acabado sentándonos juntos en el autobús. Y si nos hubiéramos sentados juntos en el autobús, es probable que hubiéramos acabado conversando. Usted parece un tipo agradable y es probable que hubiera empezado a caerme bien. Y, entonces, podría haberle invitado a bajarse en mi parada para venir a casa a cenar. Y si usted hubiera venido a cenar, es probable que hubiera conocido a mi hija. Y de haber conocido a mi hija, es probable que hubiera salido con ella. Y si hubiera salido con ella, quien sabe, una cosa lleva a la otra y es posible que todo hubiera acabado en boda… y ¡yo no quiero que ella se case con alguien que ni siquiera puede comprarse un encendedor!
Hanock McCarty
Emociones no gestionadas en nuestro día a día
¿Cuántas veces nuestros pensamientos nos llevan por caminos similares a los del anciano del cuento? ¿Que hizo no darle fuego a ese joven? Una posible explicación es la que cita el anciano, tuviera miedo de que su hija se terminara casando con un Don Nadie. Ese miedo tiene una intensión positiva, evitar un posible sufrimiento de su hija al casarse con una persona así.
¿En que momento, esta intensión positiva del miedo, se distorsiona y hace que el viejo se comporte de forma poco gentil? En este relato, tal vez de forma exagerada, nos hace ser consciente como emociones no bien gestionadas nos conducen a comportamientos inapropiados. Muchas veces el miedo, la ira, rabia, rencor, celo, y otros mal gestionados nos conducen a tener comportamientos limitantes. Trabajar en la gestión de nuestras emociones es fundamental para desarrollar todo nuestro potencial. El coach nos puede acompañar en este proceso proveyendo herramientas para andar este camino. La responsabilidad de seleccionar la mas adecuada y el empleo de la misma para gestionar las emociones es siempre del coachee.
Ricardo Zamponi

Cuento relacionado : El paquete de galletas
Pingback: Emociones que nos condicionan : pensamientos negativos | Alianza DPS