Café con leche
Era una mañana hermosa, los pájaros cantaban, el sol brillaba y yo estaba preparando mi café con leche.
Fui a la heladera a buscarla, cuando comprobé que no había más leche !!!!!!. Con lo que me gusta el café con leche, ya no podría disfrutar más de aquella hermosa mañana. Se me ocurrió la idea de pedirle un poco de leche a la vecina del departamento de al lado.
Enseguida mi cerebro se lleno de pensamientos, ella no me saluda como a mi me gusta, la mayoría de las veces soy yo quien la saluda primero. El otro día, cuando la ayude a entrar las bolsas del supermercado no me lo agradeció como a mi me hubiera gustado.
La mañana había comenzado con un sol radiante, pero esos pensamientos sobre mi vecina eran nubes que teñían todo de gris. Decidí igualmente pedirle un poco de leche, ya que me encanta el café con leche por la mañana!!!!. Me fui vistiendo lentamente, pero los pensamientos negativos hacia mi vecina eran cada vez mayores y no dejaban de atormentarme.
Ya al abrir la puerta de mi departamento, estaba tan enojado con ella, que todo mi cuerpo expresaba el disgusto de tener que pedirle leche. Al golpear la puerta de su departamento, mi ira y desprecio hacia ella eran inconmensurables.
Ella abrió la puerta y con una gran sonrisa me dijo: ¨Buen día ¨
Yo le conteste: ¨déjelo, me tomo el café sin leche!¨.
Cuantas veces tenemos nuestra cabeza llena de esos pensamientos que se repiten, amplifican y generan en nosotros emociones, que dada su persistencia se transforman en estados emocionales. Ser conscientes que esos estados emocionales pueden limitarnos y que la mayoría de las veces nos conducen a tener comportamientos que no nos ayudan a desarrollarnos como personas. Si no podemos gestionar las emociones, un coach nos puede ayudar. El nos proveerá de herramientas útiles para identificar las emociones, entender cual es su intención positiva y gestionarlas para que dejen de condicionar nuestros comportamientos.
Ricardo Zamponi
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