
El lago Tay es un lugar muy tranquilo en el que habitan diversas clases de aves en sus orillas. Sin embargo, aquel día el sosiego se veía alterado por el inicio de una tormenta. El viento comenzaba a arreciar y los pájaros se mecían en las ramas de los árboles. La superficie del lago dejaba su quietud para transformarse en un ir y venir de valles y montañas llenos de espuma. Una bandada de piquituertos volaba frenéticamente de un árbol a otro en búsqueda de refugio y lamentando la presencia de la tormenta. Una pareja de pigargos recién llegados de Noruega discutía acaloradamente sobre la tormenta perversa que se avecinaba. Uno de los piquituertos de plumaje rojizo se percató que un búho anciano observaba la situación tranquilamente desde lo alto de una rama. Llamado por su curiosidad e incredulidad le preguntó al anciano
- ¿Es que tú no tienes miedo de esta tormenta?
Este le respondió
- A lo largo de mi vida he aprendido a aceptar los hechos que ocurren.
Atraída por el diálogo la hembra de los pigargos le preguntó al búho
- ¿No crees que esta tormenta es mala y perversa?
El anciano luego de un pequeño silencio le dijo
- Además de aprender a aceptar lo que ocurre, la vida me enseñó a no juzgarlo. Para mí la tormenta no es ni buena ni mala.
A esa altura todos los pájaros estaban pendientes de la conversación, cuando el líder de los piquituertos lo miró seriamente y lo interrogó
- ¿Como puedes estar tan tranquilo ante esta tormenta?
El búho serenamente le respondió
- Esta tormenta al igual que otras también pasará.
La mayoría de las aves se alejaban volando en búsqueda de refugio y pensando que el pájaro anciano estaba demente.
Reflexión
En este relato el búho comparte con las otras aves comportamientos aprendidos que le ayudan en su vida.
Aceptar los hechos, es decir estar preparados para dar lo mejor para sobrellevarlos y no lamentarse porque ellos ocurran.
Abstenerse a juzgar las situaciones ya que no sabemos en realidad cómo estas afectarán en un futuro nuestras vidas.
Desapegarse a las situaciones, ya que todas ellas son efímeras. En la vida tanto los buenos, como los malos momentos son pasajeros.
Ricardo Zamponi
¨Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma¨
Carl G Jung
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